28 de Febrero de 2005
GIJÓN

 
Forja republicana

Acisclo Manzano y Xaime Quessada aprovechan su Monumento a la República, el único de toda España, para resaltar el pasado común de la cultura astur-galaica

 
 
Es única en su especie, pues no hay en toda España otra escultura pública que homenajee a la República. Y, aprovechando este tributo, que simboliza la paloma del mástil vertical, gira la vista al pasado común de la cultura astur-galaica, reflejado en un reloj solar. Así lo quisieron Acisclo Manzano y Xaime Quessada, dos gallegos orgullosos de su tierra y de la nuestra, hipercríticos con el sistema e ideologizados hasta la médula.

-Acisclo Manzano inicia la explicación de una pieza con una fuerte carga simbólica. ¿Podría definirla?

-Está dedicada a la Segunda República. En este sentido, es el primer y único monumento que hay en España. Alude a la época en que se expuso en París el 'Guernica' y es un homenaje a aquellos primeros republicanos, como hombres de izquierdas que somos.

-¿Cómo se gestó?

-Nos encargaron una escultura sobre esta idea y nos hablaron de la avenida de Carlos Marx. En principio en la mediana, pero por problemas técnicos optamos por aquel jardín, un lugar más íntimo donde debes encontrarte con ella.

-'Monumento a la República' consta de dos piezas muy diferenciadas: una cilíndrica y otra vertical. ¿Tienen significados independientes?

-Están en un diálogo entre la modernidad y la memoria histórica de los petroglifos, que eran tallas en piedra. El disco simboliza un reloj de la historia, que se centra en las civilizaciones asturiana y gallega. Recoge grabados del pasado. Y el vertical va a la República, al gran escultor Alberto y a Picasso. Recuerda la escultura de Alberto, la modernidad de ese tiempo.

-En el formato circular, ¿cómo está presente la tradición?

-Se refiere a la asturiana y la galaica. Hay una relación entre unos y otros, una comunicación. A pesar de todo, España sigue siendo republicana, sobre todo Asturias. Ahora, con todo tan globalizado, tenemos una estructura de gobierno en la cual no sé si estoy en Gijón, Ourense o Guadalajara. Te van eliminando la identidad. La república también se perdió en ese proceso. Hay que ir a un Estado federal, somos europeos, pero tu eres asturiano y yo, gallego.

-¿Es el hierro utilizado otra manera de simbolizar la idea de recuerdo?

-Recuerda las minas, el hierro, el óxido. Se identifica con la zona y simboliza el pasado. De hecho, el material, aunque se fundió en Galicia, salió de las minas de ahí.

-¿Cómo han trabajado juntos?

-Tenemos una gran comunión, aunque nunca trabajamos a la vez. La estudiamos, la hablamos, la dibujamos. Xaime es más pintor y yo más escultor. En este caso, la concebimos los dos y alternamos su desarrollo. Nos damos libertad y vamos enlazando. Si estamos juntos, discutimos. (risas)

La división del Eo

-Pasamos a Xaime Quessada. ¿Cuáles son sus vínculos con Asturias?

-Tuve una gran relación con Areces cuando éramos del PC. Él participó en la organización del PC gallego. Por aquel entonces hice una exposición en Gijón y él, en agradecimiento, me quería comprar un cuadro. En esa situación, sugirió hacer un monumento a la república, el primero de España.

-¿Y cómo la concibieron entre dos?

-Ideamos un elemento en hierro que aunase la cultura asturiana y gallega desde la prehistoria, un universo onírico donde no hay lugar a la división que plantea el Eo. Nos dimos cuenta de que toda arqueología es exacta. En el reloj del tiempo destacamos elementos ancestrales y el elemento vertical es un monumento inspirado en Alberto -madrileño, panadero, luchador brigadista, escultor genial, que se marchó a Moscú tras la Guerra Civil-, citado, pero olvidado.

-Habla de una fusión astur-galaica un tanto estancada hoy en día.

-Al andar un poco, ves que no hay división: la gaita, los hórreos Hay mucho en común. Pero curiosamente, en Galicia nos tapan -Fraga nos tapa- y en Asturias nos potencian. En Galicia nos miman y nos quieren, pero la memoria histórica la borran. Silencian todo. Me compran todo, pero no me dejan exponer.

-¿Cómo se conmemora en esta obra la República?

-Era una gente cojonuda, demasiado buenas personas. Yo nací en 1937, año de guerra y del 'Guernica'. Nuestra generación es un poco cómica, igual que nuestra vida. En ese sentido, la república es como un pajarito. De ahí que hayamos representado un menhir abstracto y el pajarito que canta a las estrellas, la luna y la república. Es la delicadeza de Picasso, Lorca, Machado, Buñuel Lo más bonito es la sensibilidad que hubo en este proyecto entre asturianos y gallegos.

-¿Qué relación guarda el mástil con el reloj solar?

-El arte no tiene explicación lógica. Un monumento funciona en el inconsciente o no. El artista puro da más sentido a sentir que a entender. Dicho esto, la intencionalidad es un homenaje a Asturias y a nuestros maestros, que eran geniales, y recordar un poco a Alberto, ese gran republicano.

-Hay quien ve en la obra un monumento a la paz y a la esperanza.

-Toda obra de arte tiene ese trasfondo. El tiempo pone a todo en su sitio y determina lo que vale. Siempre es el triunfo de la vida sobre la muerte. El artista deja un testimonio. El político es el que lanza las bombas
 


 

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