El año pasado, las calles de Xixón vieron por
primera vez desde la transición dos manifestaciones por la III
República. Una, el 14 de abril; la otra el 22 de mayo, fecha de
la gran boda. Muchos pensábamos que quizás era un riesgo grande,
en esta Asturies de pensamiento único, convocar unas
movilizaciones con tan definido sentido político, proponiendo un
claro cambio pacífico del régimen político. Pero, para sorpresa
de propios y extraños, las movilizaciones fueron un éxito. Las
calles de Xixón, a ritmo de «Himno de Riego» y con muchas
banderas tricolores, vieron cómo en esta tierra nuestra somos
muchos los que seguimos considerando que no vivimos en el mejor
de los mundos y que la plena democracia sólo se empezará a
conseguir cuando se instaure una república democrática.
La forma de gobierno impuesta por el dictador y los poderes
fácticos en una transición marcada por el chantaje de los mismos
y el terror impuesto por la extrema derecha (asesinatos de dos
personas en el Montejurra, 1976, asesinatos de los abogados de
Atocha en enero de 1977, etcétera, etcétera), después de 25 años
se ha demostrado incapaz de ser un instrumento de verdadera
participación democrática. La monarquía instaurada en la ley de
Sucesión franquista y cubierta de barniz democrático en la
Constitución de 1978, no ha permitido terminar con la corrupción
política, ni solucionar el problema histórico de las
nacionalidades y mucho menos ha impedido, más bien ha
facilitado, la integración en una Europa mercantilizada cada vez
más neoliberal y con creciente aumento de la desigualdad social.
Hoy que ya no nos pueden asustar con la vuelta a las catacumbas
del franquismo, no existen excusas para que no podamos decir
alto y claro que creemos que hace falta superar el marco
jurídico-político surgido en la transición, abriendo un proceso
de verdadera regeneración democrática donde la recuperación de
la verdadera soberanía popular tenga como principal elemento que
los pueblos de España puedan pronunciarse en referéndum, libre y
democrático, sobre si quieren monarquía o república.
Las expectativas de cambios profundos que la victoria
electoral del PSOE despertó en muchos se están esfumando otra
vez más. Ni siquiera las mínimas reformas legales y
constitucionales prometidas para traer laicismo, más
autogobierno e igualdad formal de ciertos derechos parecen
llegar. Los convocantes de la manifestación de hoy en Xixón
queremos avanzar en la construcción de un bloque social y
político alternativo que haga que no se frustren las
expectativas de nuestro pueblo, y que los incumplimientos del
PSOE no abran paso a la derecha de nuevo, sino a un salto
político que permita avanzar hacia cotas más altas de libertad y
de justicia social donde la democracia sea, no sólo la
participación consciente de la ciudadanía en la política, sino
también el efectivo derecho al trabajo, a la vivienda y a una
vida digna y plena.
Este año hemos dado un nuevo paso de unidad en las fuerzas
republicanas asturianas. Once organizaciones sociales y
políticas asturianas apoyan esta convocatoria de manifestación.
Todavía hay algunas que no han comprendido que sólo con la
unidad, desde la pluralidad democrática y la movilización
ciudadana, se podrá lograr la instauración de la III República.
Esperamos que alguna que otra entidad se sume, y con las
otras continuaremos dialogando y buscando puntos de encuentro
que permitan que la opción republicano-democrática se convierta
en una verdadera esperanza de cambio para mayorías sociales. En
eso estamos, y un éxito de hoy en Xixón (así como en el resto de
convocatorias a lo largo de pueblos y ciudades del Estado
español) será un fuerte acicate para seguir avanzando. Por ello,
llamamos a toda la ciudadanía asturiana a participar en esta
manifestación, para demostrar en la calle que este pueblo sigue
teniendo dignidad y que va a continuar luchando por un futuro
plenamente democrático en el ámbito político, socioeconómico y
cultural.