EDITORIAL PRENSA ASTURIANA |
Director: Isidoro Nicieza
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14 de Noviembre de 2005
CUENCAS
Pedro Alonso: «El rechazo a Franco desde
las Cuencas fue constante» |
Una mesa redonda con presencia de dos
testigos de la época analizó la represión de la dictadura en la
comarca
Langreo,
Luisma DÍAZ
En el otoño de 1937, hace ya 68 años, comenzaron en la comarca
del Nalón las primeras ejecuciones y represalias contra las
personas que apoyaron a la República durante la guerra civil.
Por esa época todo el Norte había sido conquistado por el
Ejército franquista. Dos testigos de esta época, Avelino
Fernández Cabricano y Eliseo Rodríguez Zapico, recordaron sus
experiencias en la mesa redonda «La represión en Asturias; su
incidencia en el valle del Nalón», un acto organizado por la
asociación cultural Cauce, en colaboración con el Club de LA
NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.
En la mesa redonda también participaron la profesora de Historia
Contemporánea de la Universidad de Oviedo Carmen García y el
investigador de la misma universidad Pedro Alonso. El acto fue
moderado por el ex alcalde de Langreo y miembro de la asociación
Cauce Aladino Fernández.
Avelino Fernández Cabricano, secretario y portavoz de la
Asociación de Militares Republicanos, hizo público un estudio
sobre los 68 jóvenes republicanos del distrito de Barros que
murieron a lo largo de la guerra civil, tanto en el campo de
batalla como por culpa de las represalias que siguieron al
conflicto bélico. «En octubre de 1937 los franquistas entraron
en Barros», recordó Fernández Cabricano. «Detuvieron a gran
parte de los jóvenes. A las mujeres les cortaban el pelo, se las
llevaban al campo de concentración de Figueras-Castropol»,
explicó. Los falangistas abrieron un puesto en Barros ese mismo
año y «gracias a sus chivatos instauraron un régimen de
persistente miedo. Entraban en las casas, se llevaban las
pertenencias de la gente, los mantenían en vilo», señaló
Fernández Cabricano, que, una vez llegada la democracia, tramitó
las pensiones para más de 600 militares que habían sido fieles a
la República.
Eliseo Rodríguez Zapico era todavía un niño pequeño cuando
estalló la contienda. La suya es una experiencia muy dura: «El 4
de noviembre los falangistas detuvieron a mi padre. El día 5 fui
a verlo con mi madre y al día siguiente lo mataron por ser
comunista», relató este vecino de La Felguera, que por entonces
residía en Frieres. La misma jornada en la que ejecutaban a su
padre los miembros de Falange se llevaban a 60 vecinos del
pueblo. «De estas personas ocho nunca volvieron. Fueron
torturadas y ejecutadas por pensar de forma distinta a lo que
ordenaba el nuevo régimen».
Pedro Alonso y Carmen García destacaron «la importancia de
rescatar del olvido unos sucesos que, aunque puedan sonar muy
lejanos, no hace tanto tiempo que ocurrieron», con el objetivo
«de que nunca más pase algo semejante». Alonso señaló que la
represión en Asturias «fue bastante dura en todas las comarcas».
Sin embargo, a más largo plazo, las cuencas mineras acabaron
siendo el lugar más castigado porque «hubo una contestación
permanente contra el régimen franquista». Esta resistencia se
produjo, en un primer momento, por los guerrilleros que se
escondieron en los montes; más tarde se personificó en las
grandes huelgas de los mineros, un hecho único en España.
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