EDITORIAL PRENSA ASTURIANA Director: Isidoro Nicieza


Domingo 10 de Septiembre de 2006

ASTURIAS

Los asturianos de Camposancos
Un documental recoge la historia de 3.000 presos de la región recluidos en 1937 en el campo de concentración pontevedrés

Oviedo, Diego CAMPO

No imaginaba el realizador y director del Museo Municipal de Vigo, José Ballesta de Diego, que investigando en algunos libros sobre la guerra civil iba a encontrar un asunto tan escabrosamente real como el de los 3.000 asturianos que vivieron, por decir algo, confinados en un colegio de Camposancos (en La Guardia, Pontevedra), convertido en campo de concentración entre 1937 y 1939.

«Leyendo el libro titulado "Catorce meses de guerra civil" del periodista asturiano José Antonio Cabezas, encontramos esta historia. A partir de ahí, empezamos a indagar. Debido a la magnitud del tema, poco a poco se fueron incorporando ayudas institucionales, como la del Gobierno asturiano, con una aportación de 10.000 euros, y la del Ayuntamiento de Gijón, con 5.000», explicó Ballesta.

Esos miles de presos padecieron condiciones terribles de hacinamiento, hambre y suciedad, y sufrieron de manera cotidiana malos tratos. Su importancia en número de reclusos fue tal, que las autoridades del régimen franquista consideraron que era más rentable trasladar a esta localidad gallega el Tribunal Militar número 1 de Asturias, que con anterioridad tenía sede en Gijón. De esta manera, se aumentaba a dos o tres el número de consejos de guerra cada día, celebrados sin ningún tipo de garantía jurídica y que podía condenar a unos sesenta hombres en cada jornada.

El lugar que acogió todo aquel horror fue Camposancos. Este pequeño pueblo se encuentra en la localidad pontevedresa de La Guardia y durante 85 años, de manera cíclica, contó con un colegio jesuita de gran prestigio, cuna de la Universidad de Deusto y la Pontificia de Comillas.

La expulsión de la orden religiosa durante la II República y la posterior utilización del colegio como campo de concentración contribuyeron en gran medida a que el centro educativo quedara debilitado y perdiera el prestigio del que gozó durante décadas, de modo que cerró definitivamente sus puertas en 1959.

Desde entonces y hasta el día de hoy, la parcela continuó en manos de los jesuitas. El reciente interés mostrado por una inmobiliaria, de la que forma parte el ex jugador del club de fútbol Celta de Vigo Valeri Karpin, augura que la finca en la que se erigía el centro escolar podría albergar en un futuro no muy lejano una urbanización de lujo.

La empresa ya ha sido informada del triste pasado que guarda el edificio y la parcela sobre la que pretenden construir. De momento, el proyecto se encuentra parado, aunque ya se ha anunciado que, en todo caso, se respetará parte del edificio actual.

En esa zona y bajo ese ambiente, se ha llevado a cabo la grabación, por parte del equipo de Ballesta, del documental que llevará por título «Memorial de Camposancos», del que ya se ha filmado un 80 por ciento. Los metros grabados incluyen entrevistas con algunos de los supervivientes de aquel infierno, que han pedido al realizador que sus voces sólo se oigan a través del documental, además de imágenes del recinto. Asimismo, en la película se incluirán escenas de la caída de Gijón durante la guerra civil y diversos documentos gráficos extraídos de la Filmoteca Nacional.

Para su director, dar un toque «creativo» al documental es una tarea muy importante. «Con esta medida -explica Ballesta- pretendemos realizar un documental más poético, tanto en las tomas como en el montaje, lo que hará que la música cobre mucha importancia. No queremos que la cinta se convierta en una sucesión de entrevistas sin más». Esa importancia musical se verá reflejada en la posible colaboración de «un músico del grupo "Los Piratas", además de artistas de lírica, tonada y música asturiana».

La cinta comenzará a montarse hacia el mes de octubre, tendrá una hora de duración aproximadamente y se espera que la presentación tenga lugar en diciembre en Gijón, Madrid, Vigo y La Guardia. «Será entonces cuando las generaciones actuales puedan hacerse una idea del sufrimiento que generó la división de España desde los primeros días de la guerra civil», concluyó Ballesta

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