|
Macrino Suárez.
|
|
GIJÓN
«La ley de memoria histórica está tan
suavizada que en absoluto logra rehabilitar a las
víctimas»
«Cuanto más se modernice la
Constitución, más se acercará a la República»
Sandra SALAZAR
El debate sobre la memoria histórica y la reparación de
las víctimas de la guerra civil sigue abierto. A unos días
de su discusión parlamentaria, la ley que tramita el
Gobierno de Zapatero divide a partidos políticos y
asociaciones, que no acercan posturas sobre los contenidos
de la norma. Para Macrino Suárez, ex ministro de la II
República en el exilio, «nadie quiere recuperar la memoria
para una venganza sino para restablecer la justicia». Hoy
expone su opinión sobre la futura ley en una charla
coloquio, a las 19.00 horas, en el aula 6 del Centro
Municipal de La Arena.
-¿Cuáles son, a su juicio, los aciertos y errores de la
ley?
-Aciertos pocos, pues está llena de vacíos políticos y
jurídicos. Es un texto tan suavizado que en absoluto
supone la rehabilitación moral y material de las víctimas
del franquismo ni la condena de la dictadura franquista
definitiva.
-En concreto?
-No declara la nulidad de los juicios sumarísimos de las
ejecuciones extrajudiciales y desapariciones de personas
llevadas a cabo por los franquistas, sobre todo entre 1939
y 1975, porque ahí ya no hablamos de dos bandos sino de
uno. Tampoco institucionaliza la labor de localización,
identificación y exhumación de las víctimas republicanas,
cuando el responsable fue el Estado español, que es quien
tiene que llevar a cabo un proyecto de recuperación de la
memoria como lo ha hecho Alemania al asumir los crímenes
de los nazis.
-Los ayuntamientos podrán decidir qué hacer con los
símbolos franquistas.
-No estoy de acuerdo. Habría que quitarlos o bien dejarlos
con una aclaración de quién fue esa persona y lo que
supuso, para que lo conozcan las nuevas generaciones, como
han hecho con la casa de Hitler en Alemania.
-¿Suscribe la propuesta de los grupos parlamentarios de
rectificar la ley?
-Lo más correcto sería retirarla, porque no hace falta.
Hay una jurisdicción internacional, además de informes
internacionales avalados por Amnistía Internacional
demostrando la ilegalidad del régimen franquista, que son
imprescriptibles con efecto retroactivo. El debate se
acabaría si España aplicara las leyes de derecho
internacional, algo que se ha hecho en Argentina o Chile.
-¿Cómo ha vivido el 75.º aniversario de la II República?
-Ha habido muchos actos y manifestaciones, pero parece que
los partidos tienen miedo a hablar de la República. El
problema que se perfila ahora es si la democracia se
consolida mejor con una institución monárquica o una
republicana; y me sorprende que eso no se pueda discutir.
-¿No está ya consolidada?
-No cuando la organización territorial del país no
funciona bien. Hubo un problema de partida de dos
comunidades que habían tenido un Estatuto de Autonomía que
ha derivado en diecisiete problemas. Tampoco las
relaciones con la Iglesia, cuya financiación la tendrían
que asegurar los fieles católicos y no el contribuyente
general. Hoy los partidos están haciendo una política
partidista, no siguen los intereses del ciudadano, y eso
puede ser fatal para la democracia.
-En una ocasión dijo que España se está convirtiendo en
una «Marbella de Marbellas».
-Por cómo se está desarrollando la corrupción. La
construcción puede ser una fuente de financiación para los
ayuntamientos, pero también de corrupción. Todos los días
vemos casos de corrupción de un alcalde,
independientemente de su signo político.
-¿La Constitución del 78 está obsoleta?
-La del 78 fue una Constitución de consenso. Las
constituciones no son armaduras de guerrero, sino que
tienen que adaptarse a la sociedad si se quieren
solucionar problemas como la configuración territorial del
país o la sucesión de la Corona. Hay que modernizarla y,
cuanto más se modernice, más se acercará a la República.
-¿El pueblo que olvida su historia está condenado a
repetirla?
-Claro, por eso es necesaria la memoria colectiva. El
proyecto de ley tiende a que haya una memoria familiar,
individual, que reconoce a las víctimas. Eso está muy
bien, pero de lo que se trata es de crear una memoria
colectiva, que es la única manera de cerrar esas heridas:
que se sepa la verdad y se dé a conocer. Si no se
recupera, claro que se puede repetir.
|