ASTURIAS, 12/11/2002
ASTURIAS
Ludivina García Arias: «La memoria del exilio aún causa recelos»
Un drama que comenzó en la noche del 20 de octubre de 1937
La Fundación José Barreiro prepara una exposición sobre los represaliados
Oviedo, N. PONCELA
La recuperación de la memoria del exilio sigue siendo para muchos «un intento de resucitar fantasmas». Ésta es la opinión de la diputada socialista por Asturias Ludivina García Arias, que ayer reivindicó la normalidad «para acercarse a una memoria histórica de la que debemos orgullecernos».
La diputada, que sufrió también las consecuencias del exilio provocado por la guerra civil, participó ayer en un acto organizado por la Fundación José Barreiro en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. La mesa redonda «El exilio asturiano de la II República» reunió a un centenar de personas entre las que se dieron cita representantes del Parlamento regional como los diputados Juan Cofiño y Juana González de Cabo, y la presidenta de la Junta General del Principado, María Jesús Álvarez.
El candidato del PSOE a la Alcaldía de Oviedo, Leopoldo Tolivar, hijo de exiliada, recordó la «gran fisura que el exilio provocó entre las familias». El político socialista reclamó la memoria de esa época que «acabó con las ilusiones de muchas personas y que ahora, sin acritud ni revanchismos tenemos que recuperar frente a los que mantienen aún silencios vergonzantes».
Los exiliados, «considerados como héroes en otras partes del mundo», según explicó Ludivina García Arias, «deben convertirse en un motivo de orgullo ya que tanto desde Francia como desde México se convirtieron en un frente para defenderse entre ellos pero también para hacer algo en favor de Asturias».
Dos exilios
María Luisa Fernández protagonizó la intervención más emotiva. Doblemente exiliada, en Francia y en México, nació en Barcelona de «padres socialistas asturianos», y permaneció fuera de España 35 años.
«Hay que recuperar la memoria histórica», insistió en un discurso donde recordó a los 40.000 niños que tuvieron que salir de España por culpa de la guerra. «Algunos regresaron con la esperanza de llegar a una España sin dictador. Sin embargo, encontraron a sus familias deshechas», subrayó.
María Luisa Fernández agradeció el trato recibido por el Gobierno mexicano presidido por el general Lázaro Cárdenas y el apoyo que la ciudadanía francesa ofreció a los exiliados procedentes de Asturias.
Un drama que comenzó en la noche del 20 de octubre de 1937
El gran exilio asturiano se fraguó en la noche del 20 al 21 de octubre de 1937. Ese día, según recordó ayer el profesor Adolfo Fernández Pérez, cientos de personas huyeron de Asturias a través de la ría de Avilés y mayoritariamente por el puerto de El Musel, «en los escasos barcos dispuestos por el Gobierno republicano».
La entrada de las tropas nacionales en Gijón provocó un exilio masivo. Los que pudieron sortear la vigilancia de los barcos nacionales que navegaban en el Cantábrico llegaron a la costa oeste francesa. Muchos de ellos regresaron posteriormente a Cataluña que, junto con la zona de Valencia, se convirtió en una zona de aluvión de huidos de las tropas nacionales. A finales de 1937, se calcula que en Cataluña había unos 1.700 exiliados procedentes de Asturias.
Las cifras del exilio son difíciles de concretar, aunque se calcula que en el mes de septiembre de 1937 llegaron a Francia unos 25.000 exiliados procedentes de Asturias. En Cataluña, había unos 120.000 refugiados procedentes del Principado y de Cantabria.
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