El Entrego, Miguel Á.
GUTIÉRREZ
Con solemnidad,
silencio y respeto. De esta forma discurrió la charla-coloquio
organizada por el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas para
debatir sobre las fosas comunes existentes en la comarca. El
acto, al que acudieron una treintena de personas -en su mayor
parte testigos directos de la represión o familiares de las
víctimas-, se vivió con una emoción contenida, propia del
funeral que los asesinados por el franquismo no tuvieron en
vida. Los testimonios espontáneos que se escucharon en el centro
social de El Entrego el pasado miércoles fueron gráficos, en
ocasiones crudos, pero definieron a la perfección las
atrocidades padecidas durante la posguerra. El centro del debate
se situó en la conveniencia de exhumar o no los restos de los
represaliados de izquierdas que fueron enterrados en fosas
colectivas.
Víctor Luis Álvarez, representante en Asturias de la Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica, defendió la postura de
abrir los enterramientos e identificar a las víctimas si sus
familiares así lo desean. «No podemos permitir que esa página de
la historia quede en blanco, como si nunca hubiese pasado nada.
Debemos rescatar la memoria de las víctimas porque, de lo
contrario, los estaríamos matando por segunda vez», aseguró
Álvarez, que también aludió a la necesidad de perpetuar esa
memoria mediante placas conmemorativas o un aula de
interpretación histórica. Recopilar experiencias El
representante de la Asociación para la Recuperación de la
Memoria -que en las Cuencas ha recibido las peticiones de
exhumación de los familiares de 35 víctimas- también abogó por
recopilar los testimonios que indiquen los lugares donde existen
enterramientos colectivos: «Es urgente recoger las experiencias
de aquellos que saben algo, porque pertenecen a una generación
que se hace mayor y corremos el peligro de perder el último tren
para conservar la memoria de los represaliados».
Otro de los ponentes, Nicanor Rozada, se mostró más crítico con
la posibilidad de excavar las fosas. «Estas tumbas están regadas
por la sangre de muchos hombres y no sé si sería conveniente
removerlas. Existen fosas en las que hay cientos de personas y
resultaría imposible identificar cualquier tipo de resto
humano», apuntó Rozada, que ha escrito varios libros sobre los
«fugaos» y la persecución que estos padecieron por los montes
asturianos.
Por su parte, Pablo García, histórico militante del PSOE de
Laviana repasó sus recuerdos de infancia para lanzar un aviso de
cara al futuro: «Aún está cercano el tiempo en que las cunetas
estaban llenas de muertos. Hay que luchar día a día por la
libertad para que hechos tan espeluznantes no vuelvan a
repertirse jamás».
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